Cuando vamos al ginecólogo solemos sentirnos avergonzadas e incómodas por ciertas cosas que probablemente para ellos no son relevantes. Por eso quisimos compartir contigo algunas cosas que un grupo de ginecólogos revelaron a la revista Women’s Health y que te harán sentir más tranquila en tu próxima visita.
1. En realidad no les importa si no te has depilado.
Admitámoslo, nos aterra la idea de ir al ginecólogo si no estamos rasuradas o depiladas en las piernas o nuestra zona íntima. El Dr. Draion M. Burch, D.O. asegura que los médicos no le prestan atención a esas cosas, así es que ya podemos relajarnos un poco en ese sentido.
2. No te saltes una cita porque tienes el periodo.
Esta situación en particular nos da bastante pudor, sin embargo para los ginecólogos y en especial los obstetras es muy normal ver sangre. La única cosas que debes tener en cuenta es que si vas a realizarte la prueba de Papanicolaou, debes avisar a la consulta con antelación porque algunos laboratorios separan la sangre de las células cervicales, pero otras no.
3. No te preocupes tanto por el olor de tu vagina.
El Dr. Burch dijo a la revista Women’s Health que cuando se hace una prueba de Papanicolaou, los pies de la paciente están más cerca de la nariz y si lo pensamos, tiene bastante sentido.
4. Ellos quieren saber sobre los picores.
Según la doctora Barbara DePree, M.D., muchas veces asumimos que es normal tener picores en la vulva y omitimos esos detalles en nuestras visitas al ginecólogo. “Es muy probable que ese picor que en realidad crees que es una infección, sea a causa de una irritación por contacto o un problema de la piel de la vulva. No asumas que el picor y la irritación son parte de la vida cotidiana de las mujeres, porque no lo es”, dijo a Women’s Health.
5. Ningún detalle sobre tu vida sexual es considerado “mucha información”.
“Conocer sobre tu sexualidad el tipo de sexo que prefieres e incluso tu orientación sexual va a ayudar a tu doctor a orientarte mejor”, dice la doctora Leena Shankar Nathan, M.D. Tenemos que hacernos a la idea de que nuestro ginecólogo no está ahí para juzgarnos, sino para ayudarnos y aconsejarnos para tener mejor salud.
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